miércoles, 14 de enero de 2009

Weekend Posta!

El primer fin de semana después de mi reentré en Shanghai (al menos el primero que he salido, el otro me lo pasé durmiendo bien abrazado a mi Jet Lag) ha sido intenso y divertidísimo. He conocido a mucha gente interesante y me he bebido como unas 4 piscinas de ron con cola y birra. Excelente.

Todo empezó el jueves cuando mi buen amigo Andrea (no es marica, es italiano) me comentó que tenía que hacer de Cicerón para unos amigos de un amigo suyo que venían a pasar el fin de semana a Shanghai. Como soy de los que se apuntan hasta a un bombardeo le dije que si, que encantado.

Quedamos en el hostal donde se hospedaban sobre las 7 de la tarde, así que para ahí que fui después del trabajo.

El hostal estaba en el Bund, una zona muy famosa de Shanghai formada por antiguos y enormes edificios de la época colonial de la ciudad, justo en la orilla del río que separa la parte oeste (Puxi) de la este (Pudong), el Huang pu.

La parte frontal del Bund, la que da al río, es impresionante, con unos edificios imponentes y grandes de aspecto señorial y monumental que recorren toda la curva del HuangPu, que vistos desde la otra orilla en Pudong desde en alguno de los edificios mas altos de Shanghai, es realmente espectacular y bonito.

http://www.globusjourneys.com/Common/Images/Destinations/night-view-of-the-bund-(2).jpg


La parte interior del Bund es muy diferente, parece wall street en los años 30 durante la crisis. (Lo se por que yo estaba ahí, claro que si.) Oscuro, abandonado, sucio y con muchos edificios con puertas tapiadas, calles largas y edificios gigantes sin alma, todo aderezado con algunos establecimientos chinos de comida callejera o talleres sucios y ruidosos. Es todo muy desangelado y tétrico; tanto que casi tiene un encanto particular. No termino de entender por que no esta todo repleto de vida y de negocios, tanto chinos como westerns. Es curioso como la parte frontal es de las más transitadas y visitadas de todo Shanghai, y la interior sea de las más abandonadas.

Lo que si que tiene esta zona son hoteles y hostales de precio medio-bajo, y en uno de estos se hospedaba esta gente.

Eran todos estudiantes de ESADE que iban a Beijing para un curso de comercio internacional o algo así y habían decidido hacer una visita a Shanghai. Uno de ellos era amigo de un amigo de Andrea, que le pidió a este que les hiciera un poco de Guía.

En el hostel recogimos a dos chicas y un chico holandeses y a una chica de Badalona y empezamos nuestra visita por el Bund. Como siempre, lleno de vendedores de baratijas y recuerdos cutres y mucha gente haciéndose fotos con el impresionante skyline de Pudong detrás, con su característica Pearl TV Tower presidiendo el espectáculo.

De ahí fuimos hasta people´s square y cogimos el metro hasta Jing´An, donde después de echar una ojeadita al templo nos metimos en un restaurante chino enorme y con buena pinta.

Comimos Arrroz, noodles, xiaolongbao (dumplings), carne de Mao, y muchas cosas deliciosas más. Todo regado con abundante cerveza Tsing Tao para animar aún más la conversación y las risas.

China en general y Shanghai en concreto son lugares complicados y muy particulares, así que hay pocas cosas que nos gusten mas a los que vivimos aquí que contar anécdotas, dar consejos y compartir las vivencias con gente nueva. Quizás al ver que hay gente aún más perdida y vulnerable en la ciudad que nosotros hace que nos sintamos un poco mejor, más en casa, más cercanos a toda la locura china. Por eso siempre que viene alguien nuevo o cuando estamos en casa y alguien pregunta, nos ponemos a hablar como cotorras y a contar millones de anécdotas hasta el punto de ser unos CANSINOS DE PERELADA fort. Aparte, Shanghai es una ciudad para compartir, las emociones y sensaciones que tienes en ella se disfrutan el doble con alguien al lado. ¡Buf, No puedo esperar a que mis amigos y familia vengan a verme!

Así que pasamos la cena conociéndonos todos un poco mas y echando unas buenas risas.

Después de cenar fuimos al Barbarrosa, típico garito donde normalmente nunca vas pero donde llevas siempre a las visitas, ya que a pesar de ser algo caro es bonito y está dentro de People´s Square en medio de un lago. Hay que verlo la verdad.

http://shanghai.iknowthiscity.com/wp-content/uploads/2007/04/barbarossa.jpg

Al rato apareció otro amigo holandés de esta gente y siguieron bebiendo. Andrea y yo, como somos hombres de provecho y muy trabajadores, nos retiramos pronto a dormir y quedamos en ir a cenar al día siguiente.

Así el viernes por la noche quedamos otra vez en el hostel donde se nos sumaron dos chicos mas, uno de Barcelona y otro americano pero que hablaba español.

Cogimos unos taxis (lo que nos costó) y nos fuimos a un restaurante de Hot Pot japonés que Andrea conocía donde comimos como cerdos, bebimos como cosacos y donde finalmente pedimos una botella de Sake de dos litros que nos ventilamos tan ricamente oiga.

Ya con una dobladura interesante nos dirigimos a las Old Factorys, lugar repleto de discotecas y bares y nos metimos en el Sky, club de música electrónica mas o menos decente donde apenas hay pista de baile pues son todo sofás y mesas donde los chinos se ponen finos filipinos jugando a dados y bebiendo.

Nos pusimos todos bastante pedo, nos marcamos unos buenos dancings, entablamos animadas conversaciones con los lugareños y nos hicimos 34 millones de fotos que espero nunca salgan a la luz.

Cuando el chumba chumba empezó a ser algo cansino decidimos movernos a la discoteca vecina Muse, total, el viernes son todas gratis…

En Muse seguimos poniéndonos pedo, nos hinchamos a bailar como locos, conocí a una Mejicana, a un chino marica y a medio mundo más, luego vinieron mas amigos de estos de ESADE y nos echamos muchas mas fotos y muchísimas mas risas.

Ya cuando cerraban y nos batíamos en retirada me llamo mi amigo Floris (Tampoco es marica, es holandés) y me fui a reunir con el en el bar Rouge.

De camino entablé una amistad de por vida con un taxista la mar de simpático y con un nivel cultural y de inglés mas que aceptable, cosa poco frecuente entre los entrañables taxistas de Shanghai.

Justo llegar al Rouge estaban cerrando así que nos fuimos al Dragon, donde me tomé dos y dije basta. A dormir.

La noche siguiente quedamos en el Simply Thai, conocido restaurante que como su nombre indica está especializado en comida Albaceteña. No me pareció nada del otro mundo, aparte de algo caro (bueno, 12 euros por una cena abundante y muchas birras es caro en Shanghai), pero se podía comer.

Después de cenar fuimos al 789 Nanjing Lu Bar. Situado en el piso 65 del hotel Meridien, desde donde se tiene una de las mejores vistas de Shanghai en todas direcciones. Es caro (relativamente, 7,5 euros una copa de güisqui 12 años), pijo y pretencioso, pero vale la pena ir y sentarse en uno de los sofás enfrente de los ventanales y quedarse embobado contemplando el espectáculo de luz y de color que ofrece Shanghai por la noche. A must.

http://images.sinohotel.com/images/2008/06/15/172924641.jpg

De ahí nos fuimos al Mao, donde había open bar por 10 euros hasta la 1:30 de la noche. Llegamos casi a la una, así que para aprovechar, cada uno pidió como 10 copas hasta que no cabían en la mesa. Los chinos no entendían nada, pues ellos no tienen esta mentalidad española de ave de rapiña. Como el lugar estaba bastante vacío y mientras un dj alemán calentaba a base de una curiosa mezcla de estilos bastante interesante (pero con una técnica bastante nefasta, DJ CODOS) nos dedicamos a beber al estilo chino, es decir, sin mesura y jugando a dados.

Yo soy malisimo con estos juegos, no he jugado a cartas en mi vida y los dados se me dan fatal, así que no me enteraba de nada hasta que las chicas se empeñaron en enseñarme y ya le pillé el truco. Si es que no hay nada como la motivación.

El juego consiste en lo siguiente:

Cada uno tiene un cubilete con 5 dados y cada dado tiene un uno, un dos, un tres bla bla hasta 6. (Es lo que tienen los CUADRADOS.)

Se mueven los cubiletes, se vuelcan en la mesa y se levantan ligeramente para ver que dados tenemos sin que los demás lo vean. Se trata de hacer apuestas según los dados que tengas y el número de gente que esté jugando, empezando normalmente por una apuesta baja y segura. Por ejemplo: si tienes 2 treseles, un seis, un uno y un cuatro, dices: Creo que en total (en toda la mesa) hay mínimo 3 treseles. (Por que el uno es comodín, a no ser que hagas la apuesta con unos). Esta jugada es un poco absurda por que estas diciendo exactamente qué tienes, pero bueno). El siguiente tiene que superar tu apuesta, o en número de dados (Pej: Creo que hay mínimo 4 treseles.) o en número de números, valga la rebuznancia (pej: hay 3 cuatroseles.) o las dos a la vez. (Pej: Hay 4 cincoses.). Y así subiendo, hasta que alguien sube tanto que el siguiente no se lo cree y destapa su cubo. Si realmente la última apuesta no se cumple, el que la ha dicho bebe. Si se cumple, bebe el que ha destapado los dados. Luego se pueden hacer rondas y quitar dados cada tantas vueltas y otras variaciones. En resumen. PIMPLAR, CHURRAR, BEBER, PONERSE FINO; PONERSE PEDO.

Poco a poco el lugar fue llenándose, sobretodo de churris con pinta de prostitutas rusas o modelos serbocroatas, todas muy rubias y muy altas con tetas de goma y taconazos de vertigo mientras la música se iba animando y nosotros también, empezando a bailar como locos y churrando non stop.

A eso de las 9384 mil y media me fijé en una chica que bailaba sola con una sonrisa de oreja a oreja y me acerqué a hablar con ella. Resultó ser uruguaya con lo que podíamos hablar en español, y a su vez amiga de otro catalán que corría por ahí. Así que empecé a hablar con ellos y su otra amiga uruguaya. Poco a poco mis amigos se fueron marchando y yo me quedé con mis new friends hasta que cerraron. Acto seguido nos propusimos cerrar el Dragon pero los muy truchos no nos dejaron entrar, así que nos fuimos al city diner 24 horas de Tongren Lu a comer algo que no fueran dumplings, tofus o toflings o polos de carne ni demás guarreridas chinas. Comimos, hablamos y reímos mucho y nos fuimos a dormir concluyendo así uno de los mejores fines de semana que he pasado en mucho tiempo. (Que se dice rápido).

Este fin de semana me voy a Harbin, al festival de hielo y nieve que se celebra ahí cada invierno.

Algunas pistas: -30 grados, esculturas y construcciones mastodonticas en hielo, mucho ruso en Rusia y un espectáculo dantesco con tigres siberianos. Promete.

Hala.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, vaya juegos mas raros con los dados en China... ah si, EL MENTIROSO!

> dijo...

Claro, es que lo inventaron los españoles, seguro!