martes, 20 de enero de 2009

Harbin

Capital de la provincia de Heilongjiang al nordeste de China, con 9 millones de habitantes y a pocas horas de Rusia; de hecho la ciudad moderna nació durante la creación de una línea de ferrocarril de Dalian a Vladivostok. Ciudad con una marcada influencia e inmigración Rusa y lo mas importante, un frió de cojones.

Que se me ha perdido en Harbin os preguntareis. Pues después de ir: dos dedos, una oreja y las ganas de volver, pero antes de ir lo que nos llamó la atención fue el festival internacional de hielo que ahí se celebra, uno de los mas importantes del mundo. (Bueno, todo lo importante que puede ser un festival de hielo claro).

Como gracias a la tecnología moderna ya sabíamos que en Harbin la temperatura rondaba los -20 grados, los días anteriores a nuestra partida fuimos a comprar ropa y equipamiento para afrontar tan agradable clima. En el copy market me compré una chaqueta de plumas Canada Goose por 15 euros (ligeramente más barata que la original que vale 400), un gorro Quicksilver, unos calcetines de lana y unos guantes de lana con forro. En el Decathlon me compré unas mallas de licra, botas de montaña, camisetas térmicas y un jersey paravientos. (Ya os adelanto que a pesar de todo esto, pase frío).

Salimos de Shanghai el viernes por la tarde y después de unas tres horas de vuelo aterrizamos en Harbin. Ahí nos esperaba una amiga de Bryan, con un coche+chofer que había alquilado y nos llevó al hotel.

Por suerte justo ese fin de semana habían subido un poco las temperaturas, pasando de una media de menos 30 grados a unos muchísimo-mas-confortables-donde-vas-a-parar menos 20 grados, así que la cosa era relativamente soportable.

De camino al hotel disfrutamos de un paisaje que me recordaba a Fargo, carreteras largas y oscuras con nieve a los lados y los coches desprendiendo un espeso vapor desde sus tubos de escape. Al rato llegamos a la ciudad y su aspecto era fantasmal. Ni un alma en la calle, poquísimo tráfico y las luces apagadas (eran las 11 de la noche.) De vez en cuando aparecían algunas esculturas o edificaciones en hielo, algunas de ellas bastante imponentes pero que parecían desangeladas y abandonadas sin luz y en medio de esa ciudad de aspecto tétrico. Al llegar al hotel la cosa no mejoró mucho, pues este se encontraba en una penumbra total, con el rotulo apagado al igual que las luces de dentro. Solo un chino dormido en un sofá del hall daba cuenta de que realmente estaba abierto.

Las habitaciones eran sencillas y pequeñas pero calientes y suficientes. Nos abrigamos más y fuimos a investigar la ciudad. Milagrosamente teníamos un taxi fuera del hotel, le preguntamos por algún sitio donde tomar algo y nos llevó a un bar/club cercano.

Dicho club tenía un aspecto bastante feo desde fuera, pero hacía tanto frío que entramos igualmente bajando unas escaleras donde la música empezaba a sonar atronadoramente.

Dentro, 3948984 mil camareros y como mucho 8 clientes: Dos chicas bailando en un podium y un grupo de extranjeros tomando copas en una mesa.

Nos sentamos en otra mesa y pedimos unas cervezas pero para nuestra decepción no tenían la típica cerveza de Harbin. Lastima.

Al rato llegaron un grupo de catalanes que ya sabía que también corrían por Harbin (básicamente por que vinimos en el mismo avión), nos sentamos en una mesa más grande y empezamos a pedir botellas de güisqui. Nos agarramos una buena para quitarnos el frío de encima y empezamos a hablar con los camareros, a cantarles canciones chinas como NI SHI WO DE MEI GUI!
NI SHI WO DE HUA! U otro clásico indiscutible de la lírica oriental como BEIJING HUAN YING NI…Jugamos a billar, reímos, hicimos fotos y nos bebimos dos botellas mas de güisqui.



A eso de las 6 de la noche, con una moña muy considerable y después de ventilarnos como 4 bandejas de fruta de esas que te traen los chinos cuando pides mucha bebida, decidimos que ya era hora de plegar velas y nos fuimos a dormir.
Solo matizar que durante casi toda la noche fuimos los únicos clientes del lugar.

El plan para el día siguiente era ir a esquiar un poco, pero con la resaca y tal no hubo narices, así que nos fuimos a pasear por la ciudad que por la mañana y a pesar de hacer un frío muy salvaje, ofrecía un aspecto completamente diferente al de la noche anterior. Calles atestadas de gente, un tráfico horroroso, ruido, vendedores callejeros, comida ambulante, negocios por todas partes etc. Después de un buen rato conseguimos coger un taxi, cosa bastante complicada en esta ciudad y nos llevó hasta el río. Por el camino empezamos a ver algunas muestras de la influencia rusa, sobretodo en la arquitectura y especialmente con la preciosa iglesia de Santa Sofía que desgraciadamente solo pude contemplar desde el taxi.
Resulta que los chinos creían que esta iglesia alteraba el feng sui de Harbin, así que para contrarrestar, construyeron el templo budista de Ji Le.

(Este no soy yo, es Gil, pero es que no tengo fotos chulas de la mierda esta :P)


El taxista nos dejó en una plaza enfrente del río, con una estatua de Mao, o Lenin o Hitler o algún hijo de puta se estos y construcciones de hielo por todas partes. En la orilla, había un castillo de hielo gigante con un tobogán de unos 200 metros de largo que daba al helado río, donde estaban dispuestas diferentes atracciones como carros tirados por caballos, motos de nieve, una pista de hielo, trineos tirados por perros, buggys etc.



El ancho río helado se extendía a cada lado hasta donde alcanzaba la vista, ofreciendo un paisaje imponente con cierto aire de desolación debido al riguroso clima.

A lo lejos se podía ver el teleférico que une la ciudad con la isla del Sol o Taiyang Dao, nombre con el que se conoce a la otra orilla del río y lugar donde se celebra el festival de hielo.

Nos tiramos por el tobogán en un trineo oxidado y desvencijado alcanzando una considerable velocidad. Luego nos montamos en una carroza tirada por caballos y seguimos paseando por el lugar.

Con el frío metido en el cuerpo nos dirigimos a Zhongyang Dajie o Central Street, la calle peatonal mas larga de toda Asia. En esta calle es donde se encuentran la mayoría de edificios de arquitectura rusa y cada diez metros, a los dos lados, había fascinantes esculturas de hielo en las más diversas formas.

Después de calentarnos un poco en una cafetería seguimos andando por la calle, repleta de tiendas de regalos rusas, mcdonalds, centros comerciales y demás mierda occidental, así como paradas de comida chino-rusa, como una especie de fabada y las famosas salchichas de Harbin, una de las cosas con más mal aspecto y peor olor que he visto en mi vida. Parecidas a pollas de viejo arrugadas, es un manjar apreciadísimo en toda china. Yo no puedo mas que CAGARME en ellas muy exagerado.

Seguimos andando hasta el final de la calle buscando, sin éxito, la iglesia de Santa Sofía. Muertos de frío decidimos que era hora de volver al hotel, donde echamos una cabezadita y esperamos a Josh, el primo de Bryan, que llegara del aeropuerto.

La idea era ir por la tarde al Tiger Park, la mayor reserva de tigres siberianos del mundo, pero se nos hizo tarde así que fuimos directamente al Ice Festival y dejamos lo de los tigres para la mañana siguiente.

Para ir hasta ahí tuvimos que esperar como una hora hasta encontrar un maldito taxi libre, además en Harbin los taxistas son unos chanchulleros. Llevan a un pasajero chino delante y cuando te ven paran y te preguntan donde vas, si queda más o menos cerca de donde va el chino, te llevan y así le estás pagando medio viaje al chino de marras. O directamente te dicen que no les da la gana llevarte a tal sitio, o incluso ni siquiera se paran. Unos hijosdeputa. Así que cuando conseguimos un taxi negociamos con el un precio para tenerlo a nuestro servicio dos días seguidos. Después de un buen rato de negociaciones quedamos que le pagaríamos unos 700RMB (70 euros por una tarde y un día, con 3 viajes al aeropuerto incluidos.).
Se puede conseguir mas barato, pero con el frío que hacía ya nos iba bien.

Finalmente llegamos al Ice Fest, un enorme recinto al aire libre, delimitado por una muralla china hecha en hielo y repleto de reproducciones de edificios famosos en hielo. Todo iluminado con miles de neones y luces dentro del hielo, formando un panorama de fantasía ciertamente hortera pero increíblemente bonito y fascinante. China es así.



Las edificaciones eran espectaculares y gigantescas, repletas de detalles, recovecos y luz. Algunas tenían divertidísimos toboganes, escaleras, túneles, pasadizos, terrazas, etc.

Catedrales, iglesias, palacios, castillos, templos, pagodas etc. decenas de edificios de hielo por todas partes junto a pistas de patinaje, cafeterías y tiendas de souvenirs. Un verdadero festival de hielo. La verdad es que vale la pena visitarlo, es realmente bonito e impresionante.



Después de dos horas de dar vueltas por el lugar y de tirarnos por todos los toboganes como niños pequeños decidimos que ya era suficiente y nos fuimos a cenar.



Decidimos ir a cenar al Ice restaurant del hotel Shangai-la, donde sirven comida Hot Pot dentro de un iglú. El restaurante está dentro mismo del hotel, tras una puerta rollo nevera industrial y es realmente curioso, tiene un bar de hielo y unas 5 o 6 mesas dentro de iglúes. El problema es que, evidentemente, hacía un frío considerable y nos dio pereza así que fuimos al Central Street a comer a un restaurante ruso muy pequeñito y cuco, donde comimos una deliciosa sopa de verduras, hamburguesas rusas y otros platos bastante suculentos. Todo regado con la deliciosa Harbin beer, considerablemente mas buena que las algo sosas Tsingtao o Suntori.

Después de cenar fuimos al famoso USA Bucks COFEE, un bar tipo “cabaña en la montaña” donde hacen un café irlandés flameado delicioso. Luego vinieron los catalanes, o the Spanish Armada como les llama Bryan y nos fuimos de parranda.

Nos subimos a un taxi y le dejamos que eligiera el antro que le diera la gana.

El sitio elegido por nuestro querido taxista fue el Assad Club, un local de techno marrullero bastante vacío, con un público compuesto 100% por chinos y unas gogos que bailaban como solo las gogos chinas son capaces de bailar: MAL, DESCOMPASADAMENTE, Y SIN GANAS.

En la entrada había este simpático cartel que hacía que te preguntaras que tipo de gente visitaba ese tugurio.


Nos sentamos en una mesa y pedimos una botella de güisqui mientras admirábamos la gracilidad y fluidez de movimientos de las gogos y a LOS GOGOS, que también había, y sobretodo a un chino gordo sin camiseta y con los calzoncillos hasta los sobacos que llevaba una torta descomunal y bailaba en un podium mientras se acariciaba el cuerpo, igualito que Peeter Griffin en ese capituloen el que toma éxtasis.

Después de ventilarnos una botella, hacernos 500 fotos ridiculas, volver a cantar con los camareros y pedir otra botella, cerraron el local. Bien.

Como teníamos una botella entera aún, nos quedamos ahí bebiendo, sin música, con las luces abiertas, mientras los 938374 mil empleados del lugar se iban apalancando a nuestro alrededor esperando a que termináramos, pero sin echarnos y empezamos a hablar con ellos, volvimos a cantar y tal y pascual.
En una de mis constantes visitas al baño ya que el CHIVAS chino aparte de falso, es muy diurético, fui testigo de una preciosa e inolvidable escena representativa de la famosísima y envidiada en el mundo entero pulcritud china:

Una tipa fregando los meaderos, hasta aquí todo bien, un trabajo desagradable pero tan digno como cualquier otro, pero no olvidemos que estamos en China, así que cuando la tipa coge y escurre la fregona EN EL LAVAMANOS, uno, por mas que lo intente, no puede evitar cagarse en la madre que los parió a todos y cada uno de ellos. AMEN.

Como ya se hacía tarde cogimos dos botellas de cerveza Harbin y pusimos el wiskicola dentro para llevárnoslo de vuelta al hotel o al siguiente garito. Decidimos ir hasta el Sugar, el garito de la noche anterior, pero estaba cerrado así que cogimos otro taxi y le dijimos que nos llevara a otro garito. Por el camino cantamos con el taxista que les gusta mucho y este en justa correspondencia por amenizarle el trayecto nos dejó en la disco con el peor aspecto que imaginar quepa. RUSSIAN CLUB JAZZ DISCO. ¡Bieeeeen!

Entramos (con el güisqui a escondidas) y eran casi todo rusos (ya lo decía el nombre) bastante teenagers y algunos chinos despistados.

Entablamos una amistad de por vida con unos chavalines rusos que estudiaban en la city, nos invitaron a chupitos dobles (hay que mezclarlos en la boca) y hablé un rato con una rusa feísima y gorda pero simpática que me estuvo contando las vicisitudes de vivir en Harbin. En resumen, FRIO, ABURRIMIENTO y SEXO.

Por si a caso la chica quería practicar lo último conmigo (cosa que yo, a pesar de ser un caballero y una persona muy atenta para con las necesidades de las mujeres, no tenia ningún interés en hacer) me escabullí como una rata hasta la barra donde casi se me para el corazón al enterarme que los copazos costaban solo un euro y medio.

Ante semejante ganga no pude más que pedirme uno.

Seguimos de chachara con los rusos y al rato decidimos que ja ni había prou y nos volvimos al hotel.

Por la mañana, con una resaca de dos pares de narices, fuimos a Sun Island a la exposición de esculturas de nieve y hielo, en un enorme y bonito parque al lado del río.

Cientos de esculturas blancas, paneles de nieve y hielo con grabados en relieve, edificaciones y más toboganes poblaban el parque mientras una tenue nevada cubría todo con su blanco manto.



A la salida alquilamos una mini furgo para que nos llevara al Tigre Park, a cenar, al hotel y de regalo (sin que nadie lo pidiera) el tipo subió a una china a la furgo que nos haría de guía y traductora (cuando 3 o 4 de la expedición hablan un chino más que suficiente), cosas de chinos.

La furgonetilla china tenía un sistema de calefacción bastante común en estos paramos helados, consistente en un tubo que atraviesa la carrocería desde el motor, expulsando calor e ingentes cantidades de monóxido de carbono dentro del coche. Bravo.



Mientras la nevada iba arreciando y el conductor luchaba por mantener el coche en la carretera, nosotros íbamos haciendo cabalas sobre qué nos encontraríamos en el Tiger Park, pues nos habían contado historias bastante salvajes sobre como los alimentan a base de animales vivos (gallinas, corderos y hasta vacas) para disfrute/horror del personal.



En este parque teóricamente se crían tigres y se les prepara para volver a vivir en su medio natural, pero la falta de dinero y la mentalidad un poco cafre de los chinos hace que esto sea bastante inviable. Si que se ha conseguido tener a unos 700 ejemplares de tigres, pero unos tigres un poco mal acostumbrados.

Al llegar al lugar, la chica compró las entradas (mas baratas) y nos enseñó la lista de precios de los animales vivos que podíamos lanzar a los tigres. La verdad es que hay que ser cafre, pero no pudimos resistir la tentación y compramos un pollo, o más bien, un vale para un pollo. (No es que fuéramos por ahí paseando un pollo vivo).

Junto a otros chinos nos subimos a un autocar tipo mad max, con las ruedas cubiertas por planchas de hierro, barrotes, un parachoques enorme etc. Al verlo me recordó a los autos locos esos que preparaban en el Equipo A durante medio capitulo para que luego durara medio minuto antes de chocar con algo, estallar en llamas, o directamente no servir para nada.
Yo solo esperaba que este durara un poco más.


Lo que siguió fue una suerte de recorrido tipo Jurasic Park por dentro de la reserva, solo que en vez de ver a los bichos a trabes de una verja, el autocar se metía justo en medio de esos increíblemente bellos, enormes e imponentes animales. Yo que lo mas parecido a un tigre que había visto en mi vida era un gato grande disfrazado en el Circo Raluy, me quedé de piedra al ver la enormidad de esos bichos y en la fuerza y elegancia que desprende cada uno de sus movimientos, sus ojos penetrantes e inteligentes, que parecen estar calculando la situación todo el rato. Autenticas máquinas de supervivencia con solo dos objetivos en esta vida: comer y reproducirse.



Decenas de tigres se paseaban al rededor del autocar y no podía evitar pensar en que pasaría si este se quedara clavado por la nieve, o sin gasolina, o se estropeara de cualquier forma; no era tranquilizador estar rodeado de semejantes bestias.

Al rato apareció una ranchera aún más mad max que nuestro autocar, se paró al lado de los tigres y una mano lanzó un pollo encima del techo del coche.

Durante unos instantes no pasó nada, todos nos quedamos en silencio mientras los tigres no hacían mucho caso del pollo que cacareaba totalmente aterrorizado y consciente de lo que le esperaba. Al rato uno de los tigres empezó a andar lentamente hasta que lo perdimos de vista al quedar escondido detrás del coche, mientras el pollo intentaba de todas las formas escapar de ahí, batiendo sus inútiles alas y cacareando cada vez mas fuerte. De golpe una cabeza enorme, con las fauces abiertas de par en par y unos dientes enormes y afilados asomó por encima del techo y embocó al pollo de una pieza, cerrando sus mandíbulas entorno del pobre animal, llevándose-lo unos metros y luego descuartizarlo con sus increíbles garras para momento seguido, dejarlo abandonado y moribundo en la nieve. Al parecer no tenían ni hambre, simplemente fue un instinto reflejo del tigre que hasta parecía aburrido. Amazing.

Seguimos nuestro recorrido por el parque, viendo a decenas de esos preciosos animales hasta que nos cruzamos con otro autobús repleto de chinos que parecían muy entretenidos mirando algo. Al parecer ellos, que son bastante mas cafres que nosotros y haciendo gala de su habitual sangre fría e importante insensibilidad, habían comprado una cabra que estaba siendo devorada por una jauría de tigres. Era espectacular verlos luchar por la presa, intentando arrebatarse la comida, embocándose, dándose zarpazos etc.

Seguimos nuestro camino y vimos más tigres, ligres (un cruce inventado por el hombre), tigresas, leones, panteras, etc, e incluso a dos tigres jugando al teto, hasta que bajamos del autocar para proseguir la visita a pié por unos pasadizos elevados. A medio camino de estos pasadizos había una mujer que vendía trozos de carne y pollos para tirarlos a los tigres.

La mujer, que como buena china no tenía ni un ápice de compasión en sus venas, agarraba a los maltrechos y asustados pollos y los frotaba por la valla de seguridad como aquel que ralla queso, para excitar a los tigres y sobretodo, a los turistas.

Finalmente uno que iba con nosotros no pudo resistir la tentación y compró un pollo por 4 euros. La tipa lo ató a un palo de la manera más rudimentaria que pudo y el tipo lo pasó por encima de la verja, a unos 4 metros del suelo. Cuando estaba preguntándome como llegarían hasta ahí los tigres, 3 de ellos aparecieron como una exhalación y treparon como si nada por un árbol cercano desde donde estirando las patas agarraron al pollo y se lo llevaron pitando. En ese momento decenas de tigres se volvieron locos corriendo de un lado a otro intentando hacerse con la presa, corriendo y pelándose por la nieve, rugiendo y dándose zarpazos, mordiéndose y empujándose. La naturaleza salvaje en su máxima expresión. (A través de la artificialidad claro).



Después de ver más tigres, cheetas y hasta un imponente tigre blanco, salimos del recinto y nos fuimos a comer algo y al hotel a recoger las cosas para ir al aeropuerto.

El vuelo tenía un poco de retraso así que me senté y me quedé dormido. Al rato, un pestilente pero familiar hedor empezó a embozar mis orificios nasales, apartándome de las calidas y suaves manos de Morfeo para lanzarme bruscamente a la cruda realidad.
Tapándome la nariz con las manos busqué como un loco el origen de esa pestilente emanación hasta que “Oh no, el horror”, descubrí la fuente de tamaña abominación olfativa. Un grupo de chinos HIJOSDESUSPUTAMADRES estaban comiendo salchichas de Harbin a escasos metros de mi persona, mordiendo esas hediondas porquerías sin ningún tipo de reparo y esparciendo la peste por todos los rincones del mundo, marchitando las flores y los bosques de todo el globo y arrojando a la humanidad entera a un abismo de inmundicia y detritus.

Me levanté y lanzando miradas de profundo y sincero odio a los devoradotes de escoria fui a sentarme a la otra punta del edificio, donde otro chino cabrón tenía música sonando en su móvil a toda castaña. Correcto.

Finalmente entramos en el avión, me acomodé en mi asiento y me quedé frito hasta que otro hedor, diferente pero igualmente repugnante invadió mis conductos respiratorios. No tardé ni un segundo en reconocer el olor, pues soy muy ducho en este tema en concreto. Sin duda alguna se trataba de un tremendo y magnifico ejemplar de PEDUS HORRIBILIS macho adulto. Le pregunté a Bryan y me dijo que no, así que deduje que provenía del chino que tenía al lado, al que ni había visto sentarse. Bueno, un pedito se lo puede tirar cualquiera, así que olvidé el asunto e intente dormirme otra vez.
Al minuto el hedor putrefacto volvió a asaltar mi placida existencia. Otro pedo. ¿Era mi vecino chino realmente tan cerdaco?

Tenía mis dudas sobre el tipo, pero enseguida reparé en un detalle que me hizo estar seguro al 80% de que el era el responsable de las nauseabundas emanaciones. En china el refrán “donde hay pelo hay alegría” se traduce como “donde hay pelo hay suerte”, así que cuanto mas pelo mejor. Esto lleva a que muchas mujeres luzcan unos mostachos y unos sobacos graciosísimos (por no decir repugnantes) y en el caso de los hombres, hace que algunos se dejen crecer los pelazos de las pecas durante toda la vida.

El tipo que tenía al lado, vestido pulcramente en un bonito traje hecho a medida, con unas gafas de pasta de marca y un peinado más que excelente, lucía unos pelos en una peca de la mejilla que le llegaban hasta los hombros. Así que deduje que alguien que es capaz de ir por la vida como si tuviera un mapache dentro de la boca a medio digerir, no tendría ningún reparo en pedorrearse en cualquier situación o lugar sin menoscabo de su orgullo o autoestima.

Me encontraba yo en medio de estas interesantes disertaciones cunado un pequeño levantamiento del cachete del hombre, un encogimiento de su barriga, un gruñidete y como no, el consiguiente hedor que invadió nuestro espacio vital, me dio la pista definitiva para desenmascarar al culpable de los crímenes y señalarle con un dedo acusador desde el altar de la justicia y la libertad. Así que con mi nivel de paciencia rondando el menos trescientos millones, le di un golpe al tipo y le dije ¡STOP! Mientras hacia el gesto internacional de la peste (acordado en Bruselas en un pleno extraordinario de 1864) y poniendo cara de muy mala hostia.

El tipo me miró entre sorprendido e indignado, se levantó y se fue.

No se si se pasó el resto del vuelo en el baño, de pié, o tirándose pedos con el capitán, pero yo dormí el resto del viaje la mar de ancho y cómodo.

The End!

miércoles, 14 de enero de 2009

Weekend Posta!

El primer fin de semana después de mi reentré en Shanghai (al menos el primero que he salido, el otro me lo pasé durmiendo bien abrazado a mi Jet Lag) ha sido intenso y divertidísimo. He conocido a mucha gente interesante y me he bebido como unas 4 piscinas de ron con cola y birra. Excelente.

Todo empezó el jueves cuando mi buen amigo Andrea (no es marica, es italiano) me comentó que tenía que hacer de Cicerón para unos amigos de un amigo suyo que venían a pasar el fin de semana a Shanghai. Como soy de los que se apuntan hasta a un bombardeo le dije que si, que encantado.

Quedamos en el hostal donde se hospedaban sobre las 7 de la tarde, así que para ahí que fui después del trabajo.

El hostal estaba en el Bund, una zona muy famosa de Shanghai formada por antiguos y enormes edificios de la época colonial de la ciudad, justo en la orilla del río que separa la parte oeste (Puxi) de la este (Pudong), el Huang pu.

La parte frontal del Bund, la que da al río, es impresionante, con unos edificios imponentes y grandes de aspecto señorial y monumental que recorren toda la curva del HuangPu, que vistos desde la otra orilla en Pudong desde en alguno de los edificios mas altos de Shanghai, es realmente espectacular y bonito.

http://www.globusjourneys.com/Common/Images/Destinations/night-view-of-the-bund-(2).jpg


La parte interior del Bund es muy diferente, parece wall street en los años 30 durante la crisis. (Lo se por que yo estaba ahí, claro que si.) Oscuro, abandonado, sucio y con muchos edificios con puertas tapiadas, calles largas y edificios gigantes sin alma, todo aderezado con algunos establecimientos chinos de comida callejera o talleres sucios y ruidosos. Es todo muy desangelado y tétrico; tanto que casi tiene un encanto particular. No termino de entender por que no esta todo repleto de vida y de negocios, tanto chinos como westerns. Es curioso como la parte frontal es de las más transitadas y visitadas de todo Shanghai, y la interior sea de las más abandonadas.

Lo que si que tiene esta zona son hoteles y hostales de precio medio-bajo, y en uno de estos se hospedaba esta gente.

Eran todos estudiantes de ESADE que iban a Beijing para un curso de comercio internacional o algo así y habían decidido hacer una visita a Shanghai. Uno de ellos era amigo de un amigo de Andrea, que le pidió a este que les hiciera un poco de Guía.

En el hostel recogimos a dos chicas y un chico holandeses y a una chica de Badalona y empezamos nuestra visita por el Bund. Como siempre, lleno de vendedores de baratijas y recuerdos cutres y mucha gente haciéndose fotos con el impresionante skyline de Pudong detrás, con su característica Pearl TV Tower presidiendo el espectáculo.

De ahí fuimos hasta people´s square y cogimos el metro hasta Jing´An, donde después de echar una ojeadita al templo nos metimos en un restaurante chino enorme y con buena pinta.

Comimos Arrroz, noodles, xiaolongbao (dumplings), carne de Mao, y muchas cosas deliciosas más. Todo regado con abundante cerveza Tsing Tao para animar aún más la conversación y las risas.

China en general y Shanghai en concreto son lugares complicados y muy particulares, así que hay pocas cosas que nos gusten mas a los que vivimos aquí que contar anécdotas, dar consejos y compartir las vivencias con gente nueva. Quizás al ver que hay gente aún más perdida y vulnerable en la ciudad que nosotros hace que nos sintamos un poco mejor, más en casa, más cercanos a toda la locura china. Por eso siempre que viene alguien nuevo o cuando estamos en casa y alguien pregunta, nos ponemos a hablar como cotorras y a contar millones de anécdotas hasta el punto de ser unos CANSINOS DE PERELADA fort. Aparte, Shanghai es una ciudad para compartir, las emociones y sensaciones que tienes en ella se disfrutan el doble con alguien al lado. ¡Buf, No puedo esperar a que mis amigos y familia vengan a verme!

Así que pasamos la cena conociéndonos todos un poco mas y echando unas buenas risas.

Después de cenar fuimos al Barbarrosa, típico garito donde normalmente nunca vas pero donde llevas siempre a las visitas, ya que a pesar de ser algo caro es bonito y está dentro de People´s Square en medio de un lago. Hay que verlo la verdad.

http://shanghai.iknowthiscity.com/wp-content/uploads/2007/04/barbarossa.jpg

Al rato apareció otro amigo holandés de esta gente y siguieron bebiendo. Andrea y yo, como somos hombres de provecho y muy trabajadores, nos retiramos pronto a dormir y quedamos en ir a cenar al día siguiente.

Así el viernes por la noche quedamos otra vez en el hostel donde se nos sumaron dos chicos mas, uno de Barcelona y otro americano pero que hablaba español.

Cogimos unos taxis (lo que nos costó) y nos fuimos a un restaurante de Hot Pot japonés que Andrea conocía donde comimos como cerdos, bebimos como cosacos y donde finalmente pedimos una botella de Sake de dos litros que nos ventilamos tan ricamente oiga.

Ya con una dobladura interesante nos dirigimos a las Old Factorys, lugar repleto de discotecas y bares y nos metimos en el Sky, club de música electrónica mas o menos decente donde apenas hay pista de baile pues son todo sofás y mesas donde los chinos se ponen finos filipinos jugando a dados y bebiendo.

Nos pusimos todos bastante pedo, nos marcamos unos buenos dancings, entablamos animadas conversaciones con los lugareños y nos hicimos 34 millones de fotos que espero nunca salgan a la luz.

Cuando el chumba chumba empezó a ser algo cansino decidimos movernos a la discoteca vecina Muse, total, el viernes son todas gratis…

En Muse seguimos poniéndonos pedo, nos hinchamos a bailar como locos, conocí a una Mejicana, a un chino marica y a medio mundo más, luego vinieron mas amigos de estos de ESADE y nos echamos muchas mas fotos y muchísimas mas risas.

Ya cuando cerraban y nos batíamos en retirada me llamo mi amigo Floris (Tampoco es marica, es holandés) y me fui a reunir con el en el bar Rouge.

De camino entablé una amistad de por vida con un taxista la mar de simpático y con un nivel cultural y de inglés mas que aceptable, cosa poco frecuente entre los entrañables taxistas de Shanghai.

Justo llegar al Rouge estaban cerrando así que nos fuimos al Dragon, donde me tomé dos y dije basta. A dormir.

La noche siguiente quedamos en el Simply Thai, conocido restaurante que como su nombre indica está especializado en comida Albaceteña. No me pareció nada del otro mundo, aparte de algo caro (bueno, 12 euros por una cena abundante y muchas birras es caro en Shanghai), pero se podía comer.

Después de cenar fuimos al 789 Nanjing Lu Bar. Situado en el piso 65 del hotel Meridien, desde donde se tiene una de las mejores vistas de Shanghai en todas direcciones. Es caro (relativamente, 7,5 euros una copa de güisqui 12 años), pijo y pretencioso, pero vale la pena ir y sentarse en uno de los sofás enfrente de los ventanales y quedarse embobado contemplando el espectáculo de luz y de color que ofrece Shanghai por la noche. A must.

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De ahí nos fuimos al Mao, donde había open bar por 10 euros hasta la 1:30 de la noche. Llegamos casi a la una, así que para aprovechar, cada uno pidió como 10 copas hasta que no cabían en la mesa. Los chinos no entendían nada, pues ellos no tienen esta mentalidad española de ave de rapiña. Como el lugar estaba bastante vacío y mientras un dj alemán calentaba a base de una curiosa mezcla de estilos bastante interesante (pero con una técnica bastante nefasta, DJ CODOS) nos dedicamos a beber al estilo chino, es decir, sin mesura y jugando a dados.

Yo soy malisimo con estos juegos, no he jugado a cartas en mi vida y los dados se me dan fatal, así que no me enteraba de nada hasta que las chicas se empeñaron en enseñarme y ya le pillé el truco. Si es que no hay nada como la motivación.

El juego consiste en lo siguiente:

Cada uno tiene un cubilete con 5 dados y cada dado tiene un uno, un dos, un tres bla bla hasta 6. (Es lo que tienen los CUADRADOS.)

Se mueven los cubiletes, se vuelcan en la mesa y se levantan ligeramente para ver que dados tenemos sin que los demás lo vean. Se trata de hacer apuestas según los dados que tengas y el número de gente que esté jugando, empezando normalmente por una apuesta baja y segura. Por ejemplo: si tienes 2 treseles, un seis, un uno y un cuatro, dices: Creo que en total (en toda la mesa) hay mínimo 3 treseles. (Por que el uno es comodín, a no ser que hagas la apuesta con unos). Esta jugada es un poco absurda por que estas diciendo exactamente qué tienes, pero bueno). El siguiente tiene que superar tu apuesta, o en número de dados (Pej: Creo que hay mínimo 4 treseles.) o en número de números, valga la rebuznancia (pej: hay 3 cuatroseles.) o las dos a la vez. (Pej: Hay 4 cincoses.). Y así subiendo, hasta que alguien sube tanto que el siguiente no se lo cree y destapa su cubo. Si realmente la última apuesta no se cumple, el que la ha dicho bebe. Si se cumple, bebe el que ha destapado los dados. Luego se pueden hacer rondas y quitar dados cada tantas vueltas y otras variaciones. En resumen. PIMPLAR, CHURRAR, BEBER, PONERSE FINO; PONERSE PEDO.

Poco a poco el lugar fue llenándose, sobretodo de churris con pinta de prostitutas rusas o modelos serbocroatas, todas muy rubias y muy altas con tetas de goma y taconazos de vertigo mientras la música se iba animando y nosotros también, empezando a bailar como locos y churrando non stop.

A eso de las 9384 mil y media me fijé en una chica que bailaba sola con una sonrisa de oreja a oreja y me acerqué a hablar con ella. Resultó ser uruguaya con lo que podíamos hablar en español, y a su vez amiga de otro catalán que corría por ahí. Así que empecé a hablar con ellos y su otra amiga uruguaya. Poco a poco mis amigos se fueron marchando y yo me quedé con mis new friends hasta que cerraron. Acto seguido nos propusimos cerrar el Dragon pero los muy truchos no nos dejaron entrar, así que nos fuimos al city diner 24 horas de Tongren Lu a comer algo que no fueran dumplings, tofus o toflings o polos de carne ni demás guarreridas chinas. Comimos, hablamos y reímos mucho y nos fuimos a dormir concluyendo así uno de los mejores fines de semana que he pasado en mucho tiempo. (Que se dice rápido).

Este fin de semana me voy a Harbin, al festival de hielo y nieve que se celebra ahí cada invierno.

Algunas pistas: -30 grados, esculturas y construcciones mastodonticas en hielo, mucho ruso en Rusia y un espectáculo dantesco con tigres siberianos. Promete.

Hala.

miércoles, 7 de enero de 2009

Freddy in the HOOD BROOOO!

Jing An es mi barrio en Shanghai. I por si no lo teníais claro, es el MEJOR y patea los culos de todos los otros barrios de la city. YO!

Eso mismo creen las autoridades locales y nos lo hacen saber con dos muestras del mejor y mas refinado Chinglish ever.





Gracias a : www.ispyshanghai.com






martes, 6 de enero de 2009

TAXI!

Hoy toca hablar de una cosa sin la cual vivir en Shanghai sería un coñazo supremo.

LAS PUT… no, en serio.

LAS PUT…que no, que es coña.

LAS PUT…¡bueno vale ya! De esto hablaremos otro día.

Hoy hablaremos de otro tipo de servicio público: LOS TAXIS. (Y otros medios de locomoción).

Shanghai es una ciudad enorme y a pesar de que lo que vendría a ser el centro, o las zonas por las que uno termina moviéndose normalmente no abarcan un espacio demasiado exagerado (algo así como toda Barcelona, donde l´Hospitalet, Sabadell etc. serían los otros barrios de Shanghai que no se visitan tanto.) la verdad es que moverse a pata es bastante cansado y poco práctico, al menos para moverse de una zona a otra, por que para moverse una vez dentro de cada lugar en concreto caminar es muy interesante y recomendable para conocer a fondo la ciudad y descubrir los miles de maravillas y frikadas que esconde. Y si eso escribo una frase mas larga también.

Conclusión: Pillar taxis mola un huevo. Además los hay a montones y aparte de algunas horas punta o cuando llueve mucho siempre encuentras uno libre.
De noche enfrente de cada bar/club/restaurante etc, tienes a 4 o 5 esperando.

Al igual que los taxis de Barcelona, NY, Egipto o Bollillos par de la Mitación, los de Shanghai tienen unos colores característicos que son los siguientes:
Gris claro hasta la altura superior de las ruedas y luego uno de 8 colores posibles, todos en unas tonalidades pastel muy feos.

Por que 8 colores posibles os estaréis preguntando. (O no) Pues os lo voy a contar, que por algo me acabo de enterar gracias al dios GOOGLE. OH ADOREMOS AL DIOS GOOGLE AMEN.

Resulta que hay muchas compañías de Taxis diferentes en Shanghai y solo las que tienen una flota de mas de 1000 coches pueden ponerle el color que les de la gana.

De momento solo hay 5 de estas y sus colores son:

-Turquesa pasteloso.
-Amarillo pasteloso.
-Blanco pasteloso.
-Verde claro pasteloso.
-Rojo pasteloso.

Estas compañías compiten entre ellas a cuchillo y persiguen los niveles de calidad más altos. (Mira si los persiguen que aún no los han atrapado visto lo visto).

Luego están las que tienen menos de 1000 pero más de 200 coches.

Todas estas son de color Azul pasteloso.

Entre 40 i 100 coches son de color Rojo indio (¿?) pasteloso.

Luego hay como un SuperEquipo de taxistas, la liga de los taxistas extraordinarios, la creme de la creme de los Taxistas, el Dream Team de los Taxistas, unos taxistas de la polla vamos, que van en coches de color Rojo Francés, que no tengo ni puta idea de que es pero me juego un huevo y parte del otro que es pasteloso.

A parte de todo esto, los taxistas tienen como una puntuación rollo usuarios del E-Bay y según si son mejores o peores tienen de 0 a 6 estrellas. Supuestamente los de 6 estrellas no fuman dentro del taxi, no escupen, son más educados, no se saltan semáforos, no te dan “Joyrides” (cuando te dan más vueltas de las necesarias para sablearte.) e incluso hablan inglés. Yo he pillado dos 6 estrellas, uno era educado y chapurreaba inglés, el otro era un cerdaco que se afeitaba usando dos monedas (lo juro) mientras conducía y que mas que no saber inglés, creo que no sabía ni hablar en ningún idioma pues solo profería gruñidos ininteligibles.

En general los taxistas shanghaineses me caen bien. De entrada son bastante sosos y bordes pero como casi todos los chinos, a la que les dices 4 palabrejas mal pronunciadas se parten el ojete y te dicen que hablas muy bien y luego se arrancan a hablarte como si dominaras el lenguaje de puta madre, momento en que les sueltas un “bu meng bai” (no comprendo) y les das un disgusto que no se les quita en años pobres.

En todo caso son perfectos para practicar las nuevas palabrejas que se aprenden día a día o para aprender de nuevas. Pues no les suelto rollacos ni nada cuando vuelvo borracho a casa…

Suelen conducir más bien FATAL, no respetan ni una sola norma de tráfico y están a punto de provocar accidentes cada 3 segundos. Vamos, como cualquier conductor de cualquier vehiculo en China.

Aún que hay algunos que son unas tortugas humanas, en general son bastante fans de la velocidad y de las maniobras peligrosas y parece que esperen que te asustes o grites cuando hacen barbaridades, mirándote de reojo a ver como reaccionas, pero como buen español (y sobretodo, después de visitar Egipto y Marruecos) estoy curtidísimo en mil batallas automovilísticas y lo que hago es reírme y animarles a que hagan mas chaladuras, cosa que les deja bastante desconcertados la verdad.

Una cosa que me encanta de Shanghai es que el taxi lo pillas donde te da la gana, da igual si tiene 7 motos, 4 autobuses escolares y dos ambulancias llenas de moribundos detrás, tu levantas el brazo y se para aún que monte el pitoste mas grande de la historia. .No como en Barcelona que están amilanados por culpa de la maldita Guardia Urbana.

Para saber si el taxi está libre solo hay que mirar en el lado del copiloto, donde tienen una lucecita con unas letras chinas que no se que significan (deduzco que “libre”, pero tal y como son los chinos al igual pone “tengo un sofá muy chulo en casa”, a saber) pero que vamos, si están encendidas es que esté libre. La cosa es que esta luz puede ser azul, verde o roja (creo que son del mismo color que la compañía de taxis) y al principio pensaba que si era roja significaba que estaba ocupado. Bien Freddy, bien.

Todos los taxis son del mismo modelo, el Volkswagen Santana.

http://www.wangjianshuo.com/personal/places/shanghai/shanghai-dazhong.taxi-head.jpg


Coche feo donde los haya la verdad, y eso, unido a los colores estos cutres que me llevan no hacen de ellos los taxis más bonitos y característicos del mundo.

Encima, el mega contrato que tiene la marca alemana en China (todos los coches oficiales son Volkswagen, y en un país comunista de 1300 millones de personas eso son muchos coches oficiales) no contempla una transferencia de tecnología muy avanzada, por lo que todos los coches tienen pinta de antiguos, aún que sean nuevos; los salpicaderos, las ruedas, el motor, los asientos etc. es todo del año de la catapum.

Eso si, muchos de ellos llevan mini teles táctiles en el reposa cabezas trasero donde emiten publicidad interactiva sobre conciertos, H&M, la Expo, etc.lo que les da cierto aire modernete (hasta que ves que es una cutrada, no una señora tele con DVD).

¿Y que es lo que mas mola de los taxis de Shanghai?
Exacto, el precio.

Bajada de bandera 11 kuais (1,1 euros aprox.) y durante los siguientes 3 quilómetros. A partir de 3 quilómetros sube como 2 kuais cada no se cuanto. En definitiva, que por lo general no pago mas de 2 euros. Para ir al aeropuerto, que es como una hora, 15 euros o algo así. Por la noche igual solo que empiezan desde 14 kuais. Excelente.
No hay suplemento por maletas ni por aeropuerto ni por cagarte dentro y al parecer, en 10 años las tarifas solo han subido 10 céntimos.

Últimamente en el periódico se leen noticias de que los taxistas andan algo rebotados por que piden tener al menos un día de fiesta a la semana. ¡Pero que se han creído!

Con estos precios es normal que algunos taxistas intenten rascar 4 duros con las Joyrides, dandote unas vueltitas de mas aprovechando que no eres un Local y no te conoces la city. Aún que claro, cuando ya llevas un tiempo en Shanghai y en según que zonas les pillas enseguida. A mas de uno he tenido que cantarle la caña, aún que tampoco es muy habitual y también es verdad que muchas veces no sabes si es por que intentan evitar el tráfico o cosas parecidas. Pero me da a mi que no por que en general muchos de los taxistas ni siquiera se conocen la ciudad ya que esta es enorme o por que ellos no son de Shanghai (preguntarles si son Shanghaineses es uno de mis Hits en mi limitado repertorio de frases en Chino y siempre cae cuando vuelvo pedo, a lo que muchos me responden que no, que son de NOMBRE DE CIUDAD QUE NO ENTIENDO).

Para subirse a un taxi hay que tener algunas cosas muy claras:

-Abrir la puerta. No estoy seguro pero creo que no les gusta que entres por la ventana. Manías de chinos que queréis que os diga.
-No entrar ni salir por el lado del conductor. Es el lado que da al tráfico y tienes todos los números de que algún otro coche o moto o tío en carro se te lleve a ti por delante puerta incluida.
-Los taxistas chinos en general (99%) no tienen ni puñetera idea de inglés.(Al igual que el 80% de los chinos y el 90% de los españoles).
-Los taxistas chinos en general (99%) no entienden nuestro alfabeto. (Al igual que el 80% de los chinos y el 70% de los españoles) Así que aun que tengas escrito WULUMUQI XI LU/WANHANDU LU 348 y te parezca muy exótico, el pobre tipo no ve mas que palos juntos formando dibujos raros. (Igual que cuando tú intentas leer chino.)
-Los taxistas chinos en general (80%) tienen problemas para entender caracteres chinos que no estén mecanografiados, así que pide al recepcionista del hotel que haga buena letra.

Así pues, hasta que no seas cinturón negro en pronunciación de chino no te subas a un taxi (y menos por la ventanilla del lado del conductor) si no tienes la dirección del lugar donde quieres ir perfectamente escrita en chino, por que en el mejor de los casos no iras a ninguna parte, en el peor, el taxista te llevara donde le de la gana, te enfadaras, se enfadara, te dejara tirado etc. Un drama.

Yo las primeras semanas llevaba la cartera que parecía un ruso en Lloret de Mar, solo que en vez de dinero la llevaba repleta de tarjetas. Un engorro por que cada mañana tenias que pensar a que sitios quizas irías durante el resto del ría:

“Mmmm ¿hoy iré a comer a il Panino o al Wagas? ¿Y luego quizás voy al Copy Market a pillarme un polo Fred Perry falso o al Hong Kong plaza a mirar móviles? Y esta noche ¿A cual de los 9834 locales de noche voy a ir? ¿Y si al final quiero ir a ese que no he ido nunca y del que no tengo tarjeta? Coñazus Maximus.

Con el tiempo aprendes a pronunciar un poco (al parecer a mí se me da bastante bien) y empiezas a aventurarte a decir las direcciones sin enseñar la tarjeta, y pasa lo siguiente:

Taxista: Na li? (donde?)

Yo: Wo qu (yo ir a ) WANHANDU LU/ZHENIN LU (por que hay que decir la calle a la que vas y la travesía mas cercana)

T: WANHANDULU…..JANGING LU?

Este es un fenómeno curiosísimo. Siempre entienden la primera calle, pero con la segunda tienen unos problemas increíbles. ¡Siempre! Si de entrada las dijeras al revés, entenderían la primera y la segunda no. Pero una vez lo has dicho no se vale a darles la vuelta por que luego ya no cuela. Lo juro, lo he probado.

Y:Wanhandu lu .. ZHEning Lu (dando lo mejor de ti para pronunciar todo perfectamente).

T: mmmm Jueyang Lu?

Y:Bubububu (no es que llore, es que digo que no.) ZZHHEENINGGGG Lu!

T: Ahhhhhh ZHENING Lu!

Y:doedoedoedoedoe (sisisisisisi)

Y hala, a cruzar los dedos para que te haya entendido de verdad.

Cada vez menos pero siempre que subo a un taxi tengo una batalla de estas, aún van bien para ir afinando el acento.

Una cosa muy útil es GUANXI. Un servicio de mensajes de texto en el que mandas el nombre del restaurante, bar, disco, biblioteca (es un chiste) que quieras y te contestan con la dirección en pinyin. (En chino alfabetizado). Si envías otro te lo mandan en chino. Tengo el móvil lleno de mensajes de Guanxi, como si fuera una novia pesada.

Bueno y hasta aquí el tema Taxis creo. Solo añadir una cosa. Si vomitáis por la ventanilla no se enfadan, pero tampoco frenan.

Una alternativa a los taxis (que pasa, he dicho que hasta aquí el tema TAXIS, ahora hablo de otros transportes.) son las moto taxis. Tan ilegales como el juego o la prostitución pero igual de extendidos. Unos tipos apostados en los sitios mas concurridos en unas cutrísimas motos imitación de harleys y cosas parecidas te llevan por 50 céntimos o 1 euro a donde quieras. Algunos te dan un casco, otros no.
Yo los uso bastante para ir del curro a casa cuando estoy cansado y no me apetece caminar 20 m.

Por lo general conducen bastante tranquilos y sin hacer cosas raras así que no se por que siempre que comento el tema la gente se extraña tanto de que los use. Será por que he ido en moto toda la vida no se.

A veces vas andando y te pasa un motorista salvaje de estos pitando y gritando y al principio piensas que se ha vuelto loco, pero no. Es marketing.

En cuanto al metro…no lo he usado demasiado así que este tema y el de los utobuses los dejaré para otro día.

Hala.

lunes, 5 de enero de 2009

Shanghai Nightlife Pt2

Más garitazos de Shanghai:

The Shelter.

Garito la mar de chulo en la french concesion.

Dedicado a los sonidotes mas underground de carácter tecnoide y eléctrico con cadencia hip hopera. Es decir, mucho breakbeat, Dubstep, Turntablism, Grime, Hip Hop instrumental, drum and bass etc. estilos todos de los que no soy especialmente fan, pero que en cierto momento y en cierta mesura me gustan y entretienen (unos mas que otros).

Pero este club de vez en cuando tiene otras movidas menos rapeantes y mas de mi gusto, como fue la noche que yo aparecí por ahí.

Actuaban tres dj´s que no los conocen ni en su casa, pero uno resulta que es amigo de una amiga de un amigo de BCN, así que decidimos sacar la cabeza por el local a ver que se cocía.

Aparté de yo mismo, que me puse pedo como Alfredo, se coció una fiesta de Hits de toda la vida, electro gamberro y sonoridades funkys variopintas de lo más divertidas.

Lo mejor, el garito en sí: Un autentico refugio antibombazos de la segunda guerra mundial (o algo). Una puerta en la calle lleva directamente a unas empinadas escaleras en lo que es ya de entrada un agujero tipo cueva en la pared, todo pintado de negro, al final del descenso una taquilla donde se paga un precio bastante normal (como 5 euros con copa o así) y luego un serpenteante túnel donde casi hay que ir agachado, en forma de semi tubo y también pintado de color negro.




Al final del pasadizo encontramos el garito en sí, cuadrado y con columnas en medio, dos barras y la cabina del dj. Después hay un pasadizo en forma de semi tubo también y a los lados otras dos estancias también en forma de bat cueva con sofás y mesas para relajarse. Todo la mar de mono y chulo. Un garito muy muy guapo.



El ambiente es bastante interesante, poco pijoteras occidental y mucho chino modernete. Poca chica mona, precios mas que decentes para lo que es la noche Shanghainesa y un sonido correctísimo.

Un clásico desde ya.

MURAL BAR:


A este sitio fuimos también por que pinchaba El Nomo, el mismo tipo que en The Shelter, así que cual fenómeno fan fuimos a verle.

La entrada eran 100kuais (10 leuros) con barra libre, lo cual, quieras que no, también inclinó la balanza para ir ahí y no a otro sitio. El lugar es una mezcla entre cortijo español/mejicano y cueva de piedra rollo Gaudí.

El ambiente no estaba mal del todo, pero como en todos los open bars de Shanghai, mucho niño chino borracho, aún que también había gente de mas edad y mucho occidental también.

Un sitio interesante para ir con muchos amigos y pillarla gorda. (Que no CON la gorda.).


GUANDII:

Para los que no lo sepais, ahora soy RAPERO, sisisi, llevo chándal, zapas gordísimas, una New Era con la pegata y todo en la visera y una capacidad intelectual de menos dos millones. Por qué, os preguntareis. Pues por que en Shanghai el bacalao esta en los garitazos de HIP HOP. What a naivel mansen amigos. Un sin vivir de féminas amazings para mear y no echar gota. Lo mejor de estos garitos es que de hip hop solo hay la música, pues las pintas no son de raperos changos ni mucho menos. (Salvo horrorosas excepciones). La gente va bastante modernita/pija y las chicas llevan unos modelitos impressives, zapatos o botas de taconazos vertiginosos etc.

El sitio es un poco caro y van del palo exclusive, con la gente reservando mesas y comprando botellas directamente, pero vale la pena. A partir de las 11 de la noche la pista de baile se pone al rojo vivo de chinas con ganas de bailar, y como los chinos para estas cosas tienen menos sangre que un cepillo de dientes, solo hay que agarrar a la que os de mas rabia y mover el esqueleto a ritmo de funky. Eso si, recordar que son chinas, así que por que os restrieguen hasta el carné de conducir por todas partes no significa nada, pues en el momento menos pensado cogen y se largan a casa, a tomarse otra (si ti) o vete a saber donde sin avisar. Pero bueno, es un buen comienzo y al final, depende de uno mismo el mantener a la chinita de marras interesada y conseguir algo más. (No es fácil, pero poder se puede.).

Bueno, a pesar de eso la verdad es que el local es muy chulo, con dos salas bastante grandes y una de privada para bodorrios y demás, un piso superior con mesas privadas y una jaula de cristal donde unas gogo´s de muy buen ver bailan al estilo típico chino, es decir, MAL.

La música es hip hopera pero con cierta gracia, menos mainstream de lo que uno podría esperar y con algunas perlas escondidas en forma de bootlegs cachondos o algunos clasicazos.

Una cosa que me tiene desconcertado de este local, es el complicadísimo sistema para pedir copas.

Cuando un tiene sed en Guandii tiene que hacer una gincama de tres pares para conseguir una copa, pues primero hay que localizar a un camarero de los que están FUERA de la barra. Pedirle lo que se quiera, acompañarle a la barra, esperar que nos haga una nota, firmarla y darle el dinero. Luego el va a la caja, da el dinero y le hacen otra nota que nos da a nosotros y con la que por fin podemos pedir la copa al camarero de DENTRO de la barra. Si alguien le encuentra la lógica que me lo cuente.

MUSE:

Otro garito así Hip Hopero, solo que este tiene mas salas, una con Funky y versiones en directo y otra con música más electrónica. El garito está to guapo y es enorme, aparte de gratis. Encima hay una sala arriba que a partir de la una de la noche por 10 leuros tienes barra libre.

Muse / Shanghai

Cierran tardísimo y los precios son decentes. Y por lo que yo se, aquí se LIGA.

Hala.

sábado, 3 de enero de 2009

Feliç 2009

Hala, de vuelta a Shanghai después de unos poquitos días en casita.

Justo cuando estaba acostumbrándome a la ciudad esta china, me toca volverme a Spain. (parece como que me daba palo y pena, pero no ¿eh?) La verdad es que la sensación ha sido extraña, tanto al llegar a Barcelona (e incluso antes, en el aeropuerto de Heathrow), como durante mi estancia y sobretodo, a la hora de volver.

China es un país extraño, que te hace sentir extraño, y en el que nunca terminas de sentirte como en casa. Demasiadas barreras como el idioma, costumbres, el simple aspecto de la gente, o la misma distancia, que se te mete en la cabeza y no sale por más Skypes, mesengers y teléfonos que tengas.

A pesar de llevar poco tiempo en Shanghai echaba de menos a mi familia, a mis perros, a mis amigos, el aire, el idioma, entenderme con la gente en la mas simple transacción comercial o personal en la calle, e incluso la simplicidad de la comida.

Así, como he dicho, ya en Londres me noté extraño, diferente, FUERA. Se me escaparon un par de Ni Hao´s y Xiexie´s hablando con los ingleses y cada persona de aspecto asiático con la que me cruzaba me llamaba muchísimo la atención, como si tuviera más en común con ellos que con un occidental. Curioso ¿verdad?

Vino a buscarme Martí al aeropuerto de BCN y noté como mi natural agilidad al hablar español/catalán estaba algo oxidada después de dos meses de hablar y casi pensar en inglés y de estrujarme el cerebro para soltar 4 miserables palabras en Chino, pero poco a poco fui recobrando mi lengua viperina.

A todo esto hay que sumarle un Jet Lag que me dejó hecho una piltrafa durante dos o tres días. De tan hecho polvo que estaba ni siquiera salí el 24, una de mis noches preferidas de toda la vida. (A pesar de que en casa siempre decimos que en navidad solo salen los charnegos.) La verdad es que ni siquiera cené.

Las navidades han trascurrido tranquilas con mi familia, mis dos nuevas sobrinas incluidas, amigos y alguna que otra fiestecilla en Sant Feliu y Girona, donde incluso me dio tiempo a conocer a gente nueva la mar de interesante.

Luego visita a mis amigos del alma en Barcelona, donde me he dedicado a pasear, ir a comer con amigos, e incluso conocer en persona al grandioso Bernardo, que nos dedicó unos temas y nos firmó un autógrafo mientras comíamos en un restaurante del puerto.



(Para los que no lo sepáis, el personaje Palomino de Buenafuente está basado en este entrañable cantautor.)

Barcelona volvió a enamorarme como hacia tiempo que no lo hacía, pero duró poco rato, aún que el suficiente para darme cuenta de lo que sentiré cuando vuelva una vez lleve mucho mas tiempo fuera. Es algo que esperaba la verdad.

El orden, la limpieza del aire, los espacios abiertos, el verde, el mar, la gente (eran todo guiris italianos pero bueno…) y la comida de Catalunya no tienen comparación alguna, al menos para mi, y menos con China, país lleno de cosas maravillosas, pero diferentes.

Aproveché para comer canalones, lentejas estofadas, estofado de verduras, marisco, cafés decentes, etc. Fabuloso, ya tengo crédito para inflarme a deliciosa comida china durante unos cuantos meses.

Algo que me llamó tristemente la atención fue el preocupante déficit de chicas guapas. Barcelona, paraíso para los que gustamos de contemplar a bellas féminas por la calle, estaba bajo mínimos. ¿Es culpa de las chinas que me tienen el corazón robado? ¿O de que realmente, solo hubiera italianos horteras por todas partes? Espero que fuera algo temporal o un golpe de mala suerte por mi parte, pero la verdad es que en 4 días en mi pueblo y Girona he visto muchísimos mas bellezones que en BCN.

En cuanto a la fiesta de fin de año, fue de las mas divertidas que recuerdo, al menos mientras estuvimos en el piso de Albert y Saul (a los que agradezco infinitamente su hospitalidad), luego nos enredamos a ir a una fiesta que prometía mucho, pero que se quedó en una cosa bastante cutrona. Luego los consabidos dramas de vamos aquí vamos allá y al final terminas dando veinte mil vueltas para no ir a ninguna otra parte mas que a dormir. A mi la verdad es que ya me pareció bien. Tenía más que suficiente con haber compartido la noche con mis amigos.


Al día siguiente, con la inminente vuelta en mi cabeza y la resaca, empezó a hacérseme muy extraño lo de volver. No es que no me apeteciera, pero justo la noche anterior había vuelto a cambiar mi chip mental y ahora tenía que cambiarlo otra vez, adaptándolo a China again. Otra vez las dificultades idiomáticas, el frío, el trabajo por supuesto, no tener a mis amigos cerca, etc. Pero bueno, ahora ya estoy aquí, sigo enamorado de esta ciudad, y con ganas de descubrir-la mucho más y de hacer muchísimas cosas aquí.

Así que creo que el 2009 será un año muy interesante.

Disfrutarlo todos.

Feliç 2009!